Ciento cincuenta años del descubrimiento del bacilo de Hansen. Una mirada al pasado y una reflexión bioética
El sesquicentenario, este año, del descubrimiento del bacilo de Hansen, agente de la lepra, trae al presente un padecimiento que causó con la despiadada discriminación más dolor espiritual que el físico propio de la condición médica.
Atribuida desde la Biblia la enfermedad de Hansen al pecado, quien la padeció fue considerado inmundo. La creencia en su origen sexual pecaminoso prevaleció por siglos. La enfermedad fue considerada un castigo por el mal comportamiento, luego no cabía la piedad con el doliente. El leproso fue maltratado, proscrito, alejado de su familia y recluido. Sometido a multitud de restricciones perdió su libertad y todo trato humano.
Pese al conocimiento científico de la enfermedad que llegó con el tiempo, aún cerca del presente, prevaleció la segregación y el aislamiento, justificados en el contagio, pese a que otras enfermedades contagiosas no fueron tratadas de la misma forma.
En Colombia, solo hasta 1961 la ley suprimió de forma definitiva los lazaretos. El principal había sido el de Agua de Dios, que comenzó a funcionar en 1871. Era un pueblo con la mayoría de sus espacios, pero con cerca de alambre y una población secuestrada.
Este artículo se centra en la historia de los leprosos en Colombia y el mundo desde tiempos bíblicos hasta el siglo XX, y a la luz de los principios de la ética principialista de Beauchamp y Childress hace un análisis del comportamiento de la medicina y la sociedad con los enfermos de Hansen.
The sesquicentennial, this year, of the discovery of Hansen’s bacillus, the agent of leprosy, brings to the present an illness that, with ruthless discrimination, caused more spiritual pain than the physical pain of the medical condition.
Since the Bible, Hansen’s disease has been attributed to sin, whoever suffered from it was considered unclean. The belief in their sinful sexual origin prevailed for centuries. The disease was considered a punishment for bad behavior, so there was no mercy for the mourner. The lepers were mistreated, outlawed, removed from their families, and confined. Subjected to a multitude of restrictions, the lepers lost freedom and treatment as human beings.
Despite the scientific knowledge of the disease that came over time, segregation and isolation prevailed even near the present, justified by contagion, de-spite the fact that other contagious diseases were not treated in the same way.
In Colombia, it was not until 1961 that the law definitively abolished lazaret-tos. The main one had been Agua de Dios, which began operating in 1871. It was a town with most of its components, but with a wire fence and a kid-napped population.
This article focuses on the history of lepers in Colombia and the world from Biblical times to the 20th century, and in light of Beauchamp and Childress’ principles of principlist ethics, it analyzes the behavior of medicine and society with respect to Hansen’s disease patients.